Que es el Camber?

En Kamber Ski Lab nos apasiona entender cómo cada detalle del equipo influye en tu experiencia sobre la nieve. Uno de esos detalles clave, que muchas veces pasa desapercibido, es el camber. Si alguna vez has visto un esquí apoyado sobre una mesa y has notado que no toca completamente la superficie, sino que queda ligeramente arqueado por el centro, eso es precisamente el camber: la curvatura natural del esquí cuando no está sometido al peso del esquiador.

Este diseño tiene una función muy clara. Cuando te colocas sobre los esquís y distribuyes tu peso, esa curva se aplana, y la presión se reparte de forma uniforme a lo largo de toda la superficie, especialmente en las zonas de contacto —la punta y la cola—. Gracias a eso, el esquí logra un agarre firme en el canto y una mayor precisión en el giro, lo que se traduce en una sensación de control y respuesta inmediata. Por eso el camber es tan importante en esquís pensados para pista o para quienes disfrutan del carving más técnico.

Un esquí con camber tradicional ofrece una conducción muy estable, gran adherencia en nieve dura y una salida de giro enérgica. Esa energía que sientes cuando cambias de canto o terminas un viraje proviene de la compresión y liberación de esa curvatura. Es como un pequeño resorte que te impulsa hacia el siguiente movimiento. Sin embargo, ese mismo comportamiento puede volverse menos eficiente en condiciones de nieve suelta o profunda, donde un esquí con mucho camber tiende a hundirse o a ofrecer menor flotación.

Por eso, los fabricantes han ido combinando el camber con otros perfiles, como el rocker, que eleva ligeramente la punta o la cola (o ambas). El resultado son esquís más versátiles, que mantienen la precisión del camber bajo el pie, pero con una mejor capacidad de flotación y manejo en terrenos más irregulares. Este tipo de perfiles mixtos son muy populares hoy en día, especialmente entre los esquiadores all-mountain y freeride.

Elegir el camber adecuado depende mucho de tu estilo y del tipo de terreno en el que te muevas. Si esquías principalmente en pistas bien pisadas, te gustará un esquí con camber marcado, ya que te ofrecerá ese agarre sólido que transmite confianza en cada giro. Si en cambio te atrae salir fuera de pista o esquiar en nieve polvo, puede que te convenga un camber más moderado o combinado con rocker, para ganar maniobrabilidad y flotación.

En definitiva, el camber es mucho más que una curva en el esquí: es el corazón de su comportamiento sobre la nieve. Entenderlo te ayudará a sacar el máximo partido a tu equipo y a disfrutar de una sensación más precisa, fluida y potente en cada bajada.

Así como el camber da forma, equilibrio y energía a cada esquí, en Kamber Ski Lab buscamos ofrecerte ese mismo impulso en tu experiencia sobre la nieve. El camber representa la tensión justa que permite avanzar con control y confianza, y eso es exactamente lo que nos inspira: ayudarte a encontrar tu punto perfecto de apoyo entre técnica y disfrute. Porque en Kamber, al igual que en el mejor esquí, todo empieza con una buena curvatura hacia el rendimiento.

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